Argentina empezó dominante como siempre. Francia parecía un equipo más. Un Alexis Mac Allister brillante, jugando bárbaro y haciendo jugar. Un Rodrigo De Paul que es el motor, el corazón, o como quieran llamarlo pero siempre está. Cuti Romero tuvo el mejor primer tiempo del Mundial, salida excelsa de abajo deglutiéndose a Mbappe. Lo de Enzo una locura, juegue maestro. Scaloni, el mejor DT del Mundial, sorprendió con Di María y no contento con eso lo puso por izquierda para atacar el lado de Dembele. Dicho y hecho. Lo bailó y le cometió un penal. Lo cambiaron a los 30 minutos. Fideo en modo Brasil 2014. Messi dejó sentado a Lloris. Se convierte en el único jugador en hacer un gol en cada fase del Mundial. Bah, le falta el tercer y cuarto puesto pero la Selección por contrato divino no la juega. Y después, un gol bien nuestro pero como les gusta a ellos: de contra y jugando a un toque. Giro maravilloso de Messi para pasársela a Julián, quien se la da a Mac Allister y éste a Di María. Hay química entre las finales y el Fideo. Es así. Scaloni lo percibió pero siempre con su sello. El mejor primer tiempo de la era Scaloni. ¿Fútbol Champagne? Fútbol Malbec.

El segundo tiempo fue una master class de Mac allister. Riquelme estaba en esa 20. Y faltando 10 Mbappe hizo dos goles en cinco minutos. Insólito. Inmerecido. Y al alargue. Y volvían los fantasmas y esa música tanguera. Y apareció otra vez el 10 nuestro. Un gol después de un rebote de Lautaro. Faltaban cinco.

El 100 % de los partidos de la historia de fútbol se termina así. Pero no. Otra vez Mbappe. Y a penales. Messi ganó el sorteo y los penales eran nuestra hinchada. Y si, se agrandó, otra vez, el 23. Metió bailecito, obvio. Y Montiel, el que no falla, no falló. Somos campeones.