Política

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Otro año electoral que cae en la grieta

Incendios en el Delta, apagón, la balacera al supermercado de la familia política de Lionel Messi o la apertura de sesiones, todo cabe adentro de la grieta. El año político parece marcar una tendencia irreversible: discutir todo para solucionar nada. Argentina 2023, un dejavú.

Por: Agustín Alvarez Rey
4 de marzo de 2023

Si todo es grieta nada es política. De la discusión por el pensamiento único a analizar todo con una sola variable. El comienzo del año político dejó en claro que no importan los hechos, ni los discursos, ni la tragedia, ni los logros; sólo importa cómo se mete cada suceso dentro de la grieta. La dirigencia política nos condena a un debate chato. Ganó Twitter. La discusión sobre políticas públicas se redujo a 140 caracteres, o en el mejor de los casos, a algún meme ingenioso.

El 1° de marzo, el lunes del año político, alcanzó para que se desvanecieran todas las esperanzas sobre la posibilidad de que los dirigentes con potencial electoral discutan seriamente alguna solución de fondo para una Argentina que enfrenta sus problemas en loop. El comportamiento de la oposición en la Asamblea Legislativa y la postura fijada tanto sobre el apagón como el atentado contra el supermercado de la familia política de Messi no dejan dudas.

El reduccionismo con el que la política aborda el presente resiste hasta la novedad. No hay coyuntura, no hay realidad, no hay suceso que lo perfore. El narcotráfico amenaza con ser por primera vez en Argentina un tema importante en la campaña, también podría serlo la presencia irrefutable del cambio climático y su consecuencia en la matriz productiva del país. Pero no habrá abordaje exitoso, por lo menos en el debate proselitista. Toda será mano dura versus garantistas o plantarse a favor o en contra de las retenciones.

Para mal de las mayorías la grieta goza de buena salud. Con leer los dos principales diarios de tirada nacional alcanza para darse cuenta. Con asomarse a las payadas que se llevaron a cabo en nombre del periodismo para cubrir la situación que atraviesa Rosario, sobra.

Lo más peligroso de la Grieta es que garantiza triunfos electorales, pero no da soluciones. Lo que sí garantiza la polarización extrema es la fragilidad de los contratos electorales. Gobernar desde los extremos pariendo soluciones mágicas a problemas estructurales es en general imposible y más aún en una coyuntura que ofrenda crisis económica, restricción externa y una inflación difícil de domar.

"Si decía yo lo que iba a hacer no me votaba nadie", dicen que dijo el expresidente Carlos Menem. Quizá la grieta sirva para eso, para que todos pueden decir nada. Para que el "ellos contra nosotros" se lleve puestas las chances de discutir una ley de humedales que evite incendios en el Delta, una purga en la política santafesina y la Justicia Federal para llevar adelante la lucha contra el narcotráfico o simplemente para no dar la discusión sobre una política energética a largo plazo para evitar apagones gigantes cada dos años.

Así las cosas, a poco más de tres meses del cierre de listas, los candidatos sólo atinan a montarse a las noticias del día. No hace falta más, parece. El resto es núcleo duro y lo que depare la economía.

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