Sociedad
Anuncios grandilocuentes, negocios a futuro y una visión elitista contrastan con la realidad del centro porteño que día a día profundiza su deterioro
Por: Silvana Avellaneda
23 de marzo de 2024
La
puesta en valor del microcentro de la Ciudad navega entre el cambio de gestión,
la suba de precios de los inmuebles y el sinsabor entre los comerciantes de la
zona por la creciente inseguridad.
El
Plan de Transformación y Reconversión del Microcentro es un proyecto que fue lanzado como proa de gestión del gobierno de
Horacio Rodríguez Larreta. Tenía como objetivo volver al sector comprendido
entre avenida Santa Fe, avenida Leandro
N. Alem, Libertador, Paseo Colón, Bernardo de Irigoyen, Carlos Pellegrini y la
avenida Belgrano en un polo urbano "inteligente, sostenible y residencial".
El plan apuntó en primer momento a empresas y corporaciones que, mediante exenciones fiscales, trasladen oficinas y espacios culturales a edificios emblemáticos de la zona. También a la reconversión de edificios históricos, como el del banco Torquinst, para la habilitación de departamentos y semi pisos para viviendas de particulares.
Foto: Silvana Colombo.
Sin embargo, el cierre de numerosos comercios, la caída del empleo, y el alza en los precios de los alquileres, volvió a convertir al microcentro un sector nada amigable, y mucho más lejos del esplendor de la época de oro que se pretendía resucitar.
De
hecho, fueron muchos los comerciantes consultados que señalaron que al caer la
tarde, "aparecen estas banditas que están perdidos, dados vuelta...pelean entre
ellos, molestan a quien sea... no paran".
La
situación con las personas en situación de calle en esta zona provoca
controversia entre quienes trabajan en quioscos y autoservicios. "La vez pasada,
le pegaron al encargado del edificio de enfrente (sobre la calle Suipacha y
Lavalle) porque les pidió que no dejen la ranchada en la entrada al pallier".
Otro
cuenta que una noche "tenía el bar completo y se metieron a pedir comida entre
las mesas, plata y no siempre algún malandra entiende por las buenas si no hay
nada para darle".
A
estas situaciones se suman otras no más felices: por las mañanas, aparecen
quemados los colchones y carritos de ranchadas ya establecidas en alguna
entrada de cajero o frente a veredas de comercios clausurados.
El toma y daca de algunos pretendidos justicieros que conviven con el deterioro de un sector casi fantasma cuando cae la noche, y una complejidad social agudizada por la crisis socio-económica.
Foto: Silvana Colombo.
Las debilidades
Al
tiempo del anuncio de la anterior gestión, el Observatorio Universitario de
Buenos Aires advirtió la existencia de "vulnerabilidades" en el
programa porque "no da respuesta a los
problemas en el acceso a la vivienda, profundiza desigualdades habitacionales y
deja dudas respecto de la protección patrimonial de las actuales construcciones".
Desde
el informe se explicó que desde hace bastante tiempo "el microcentro aparece
como un área que requiere de políticas especiales" pero destacaron que "muchas
de las propuestas tienden a procesos de renovación que terminan siendo
excluyentes porque están dirigidos a un cierto público y que generan una mayor
diferenciación en la Ciudad".
"En vez de tender a resolver el problema del acceso a la vivienda, que es grave, hay propuestas elitistas que no terminan de pensar los espacios de una manera integral y que están sujetas puramente a una dinámica de mercado, lo que termina generando mayor desigualdad", se planteó.
Como
parte central de las puestas en valor, en el plan oficial aparecían los
edificios emblemáticos del ex Comafi (Sáenz Peña 660), el Tornquist (Bartolomé
Mitre 523), el ex Santander (Bartolomé Mitre 470) y Edificio del Plata (Carlos
Pellegrini 211).
Estos
son sólo una muestra del valor arquitectónico e histórico que este polígono
contiene. Un espacio que fue la meca de la Buenos Aires de los años de oro pero
que tuvo un progresivo deterioro, rematado por la pandemia.
Entre
otras de las propuestas del plan oficial aparece la "creación de calles verdes
para mejorar la calidad ambiental de los vecinos; la puesta en valor de plazas
y del Casco Histórico con más superficie peatonal y mejores condiciones de
accesibilidad e iluminación".
Una propuesta que dicha así "me suena bárbara y te la firmo ya -señaló uno de los consultados- Pero qué hacemos con los cabeza (sic) de siempre, la mugre de algunas esquinas que son literalmente vaciaderos de basura". "Andar por acá fuera del horario de oficina termina siendo una aventura", resumió.
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