Alfonsina Storni: "La Loba" que se hizo camino en la literatura nacional e hispanoamericana

Mujer, madre, feminista, poetisa, actriz, dramaturga, gremialista, revolucionaria, maestra rural, Alfonsina Storni. Una mujer que se abrió camino en un mundo de hombres, en una época donde luchar por la igualdad era de locas, entró en la literatura dejando marcas de introspección, pero sobre todo de visión social hacia las desigualdades, denunciando los privilegios de los varones, pero sin dejar de lado el amor en sus versos.

29 de mayo de 2022

Mujer, madre, feminista, poetisa, actriz, dramaturga, gremialista, revolucionaria, maestra rural, Alfonsina Storni. Una mujer que se abrió camino en un mundo de hombres, en una época donde luchar por la igualdad era de locas, entró en la literatura dejando marcas de introspección, pero sobre todo una visión social hacia las desigualdades, denunciando los privilegios de los varones, pero sin dejar de lado el amor en sus versos.

"Yo soy como la loba, ando sola y me río", dice Alfonsina Storni en su poema "La Loba". Nacida en Capriasca, Suiza el 29 de mayo de 1892. Criada en Argentina, recorrió el país en distintas oportunidades, y por distintos motivos. Vivió en San Juan, Rosario y Buenos Aires.

A los diez años comenzó a trabajar como lavaplatos en el emprendimiento familiar. Luego fue obrera en una fábrica de gorras. También fue actriz y con ello recorrió varias provincias del país. En Clorinda, obtuvo el título como Maestra, y ejerció su rol como docente rural. A la par comenzó a publicar poemas en revistas literarias.

En abril de 1921 nació su hijo Alejandro. Como una adelantada a la época, ejerció su derecho a la elección por la maternidad. Tras el desamparo del padre del niño, decidió ser madre soltera. Con 19 años se trasladó a Buenos Aires, se convirtió en "La Loba", esa que describe su poema:

"Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin Ley

Que no pude ser como las otras, casta de buey

Con yugo al cuello; ¡Libre se eleve mi cabeza!

Yo quiero con mis manos apartar la maleza" ...

Difícil de por si el mundo en que vivía, pero se enfrentó sola a sus decisiones:

"Yo soy como la loba ando sola y me rio

Del rebaño. El sustento me lo gano y es mío

Donde quiera que sea, yo tengo una mano

Que sabe trabajar y un cerebro sano".

Con pesares y dificultades, siguió abriéndose camino en la literatura. Publicó su primer libro, con muchas dificultades económicas en 1916 "La inquietud del rosal". A mediados de ese año en la revista Mundo Argentino aparece su poema "Versos Otoñales", con una capacidad de introspección que la distingue de la época y el estilo.

Fue una activa escritora, amiga de los artistas íconos del momento, como José Ingenieros, Horacio Quiroga, Benito Quinquela Martín, Gabriela Mistral, entre muchos otros.

Fue parte de la creación de la Sociedad Argentina de Escritores, y allí comenzó a practicar activamente su lado gremialista. Sus escritos fueron publicados en distintos medios, Caras y Caretas, Mundo Argentino, Crítica, La Nación.

En las columnas del Diario La Nación, en 1919 fue donde reclamaba por el lugar de las mujeres. Fue una de las impulsoras del voto femenino en el país: "Llegará el día en que las mujeres se atrevan a revelar su interior, este día, la moral sufrirá un vuelco, las costumbres cambiarán".

Para 1920, ya era una de las personalidades indiscutidas dentro del ambiente intelectual porteño. Una mujer que escribía sobre el amor, pero denunciaba la inequidad laboral, alertaba sobre la violencia hacia las mujeres, se oponía a la estructura patriarcal. Introdujo en la literatura nacional un tema tan tabú, como "el deseo femenino". Luchó por los derechos civiles, sociales y políticos de las mujeres. Y todo lo que defendió lo vivió en carne propia.

El 20 de mayo de 1935 le realizaron una mastectomía. Sufría cáncer de mama. Esta amputación física y emocional, fue clave en su devenir. Para 1938 la incertidumbre sobre la renuencia de la enfermedad empeoró su depresión. En octubre viajó a Mar del Plata. Se despidió de su hijo Alejandro en Constitución, y partió.

Como toda su vida, forjadora de su propio destino, decidió escribir su final y su último poema: "Voy a dormir":

"Voy a dormir, nodriza mia, acuéstame.

Ponme una lámpara a la cabecera;

Una constelación, la que te guste;

Todas son buenas, bájala un poquito."

La madrugada del 25 de octubre, caminó por la escollera del Balneario del Club Argentino Mujeres, y se arrojó al mar. A las 7 de la mañana dos obreros encontraron su cadáver.

Tenía 46 años, en ese corto tiempo una larga vida, muchas luchas, más enseñanzas y un legado artístico destacable. Alfonsina Storni fue una de las plumas más importantes de Hispanoamérica.


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