Ciencia
Argentina al tope de la evolución de la energía nuclear con el avance del CAREM, un proyecto que se lleva a cabo en el territorio bonaerense; que promete y despierta el interés global sobre futuro más limpio sostenible y económico
Por: Diana Costanzo
12 de agosto de 2023
La localidad bonaerense de Lima está ubicada a unos 100 kilómetros de la Capital Federal, en el partido de Zárate. Sobre el río Paraná, están instaladas las centrales nucleares Atucha I y II. Y muy cerca de allí, avanza el proyecto CAREM, denominación que fue en su origen la sigla de Central Argentina de Elementos Modulares, pionero a nivel mundial, el primer reactor nuclear y construido en la Argentina, que perfila al país como uno de los líderes en el segmento de reactores modulares de baja y mediana potencia.
Este tipo de centrales de generación eléctrica (SMR por su sigla en inglés Small Modular Reactor) son más económicas y rápidas de poner en funcionamiento que las tradicionales. ¿Otras de las ventajas? Pueden instalarse en zonas alejadas de los grandes centros urbanos o abastecer a polos fabriles con alto consumo de energía.
Argentina tiene más de 70 años de historia de desarrollo nuclear. Luego de la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en 1950, se sucedieron varios hitos: desde la construcción de los primeros reactores de investigación y el dominio del ciclo completo del combustible, hasta la exportación de reactores de producción de radioisótopos, que se utilizan en medicina nuclear para el diagnóstico y tratamiento del cáncer. Ahora se ha dado un salto cualitativo con el diseño y la construcción del primer prototipo de un reactor nacional de potencia, que además es el único en su tipo con un desarrollo avanzado en el mundo. Con capacidad para generar 32 megavatios, será capaz de abastecer de energía eléctrica a una ciudad de alrededor de 120 mil habitantes.
Sol Prete, gerenta del proyecto CAREM. Foto: CNEA.
Liderazgo nuclear
El proyecto CAREM posiciona a la Argentina a la vanguardia en el diseño de esta tecnología. "Ubica al país en otra liga, además de otorgar soberanía energética, genera interés comercial por parte de países de América Latina, África y Asia que no tienen desarrollo nuclear y deben enfrentar el proceso de reconversión energética, de descarbonización", afirma a El Editor Sol Pedre, quien está al frente de la Gerencia del Área del Proyecto CAREM, integrada por 350 profesionales. A ese equipo, formado en su mayoría por jóvenes, se suman unos 130 miembros de otras gerencias de la CNEA y 700 personas que trabajan como contratistas. "El financiamiento es ciento por ciento estatal, y las obras tienen más de 60 % de avance físico general y también la mayoría de los componentes en construcción", agrega.
El edificio que contiene al reactor demostrador tiene 18.500 m2. De ese total, alrededor de 14.000 m2 corresponden al módulo nuclear, que incluye la contención del reactor, la sala de control y todos los sistemas de seguridad y de operación de la central.
"Hay solo dos proyectos avanzados de reactores modulares de potencia: uno es el CAREM y el otro está siendo desarrollado en China. Pero el nuestro va más adelantado. Por eso, mientras se trabaja en la puesta en marcha del prototipo para probar la tecnología, se gestiona desde el área de ingeniería para encarar la comercialización. Es una gran oportunidad para el país", anticipa Pedre.
Los insumos, componentes y servicios para la central modular son provistos, en su mayoría, por empresas argentinas calificadas bajo estándares internacionales de calidad. Así, el proyecto impulsa la industria y la tecnología de punta nacional.
Vista aérea de la Central Argentina de Elementos Modulares, CAREM.
Los usos
La función principal es la producción de energía eléctrica. "Este tipo de reactores pequeños y modulares se pueden ubicar en zonas alejadas o insulares, o en países muy extensos como el nuestro para reducir el tendido de red eléctricas y abastecer a las poblaciones que viven en esas regiones", explica la gerenta de Área del Proyecto CAREM. Otro uso es la desalinización del agua para convertirla en potable, una demanda que crece en varios países. También pueden reemplazar plantas de carbón de una potencia de 300 megavatios, con la reutilización de toda la instalación eléctrica que ya existe.
En un contexto de creciente preocupación por el cambio climático, hubo un resurgimiento del sector nuclear. Para Sol Pedre, algunas de las razones son que "no hay manera de cumplir el reemplazo de los combustibles fósiles en el año 2050 sin disponer, además de las energías renovables, de una energía libre de dióxido de carbono de base como la nuclear, es decir que no sea intermitente. Es un buen complemento". Además, a partir de la guerra entre Rusia y Ucrania se agudizó la crisis energética y algunos países dieron más espacio a la generación de desarrollos nucleares. "La punta de lanza son reactores como el CAREM que tienen ventajas desde el punto de vista de la seguridad, que es pasiva o sin intervención humana. Tienen núcleos más pequeños, que permiten que se ponga en marcha por etapas. Reducen el tiempo de desarrollo de los proyectos y el capital inicial", señala.
Instalaciones del Proyecto CAREM.
Cuestión de género
Cuando Adriana Serquis asumió al frente de la CNEA, en junio de 2021, hubo un cambio en la perspectiva de género. En ese momento, las 26 gerencias de primera apertura estaban dirigidas por hombres. Hoy, la mitad está a cargo de mujeres.
Sol Pedre, doctora en Ciencias de la Computación por la Universidad de Buenos Aires, es una de ellas, y dirige una iniciativa única y desafiante. "Estoy muy feliz de poder estar a la cabeza del proyecto tecnológico más importante que tiene el país. Tiene enormes posibilidades de generar trabajo y valor agregado. Tenemos un equipo de lujo". Y agrega. "En la última tanda de personal que ingresó a trabajar en el proyecto, hubo paridad entre hombres y mujeres. Cuando cambia el liderazgo, esa elección se da en forma natural".
Está estudiado: los equipos de trabajo diversos son los que generan soluciones más creativas a diferentes problemáticas. La integración del grupo de profesionales que avanza en la construcción del reactor argentino CAREM, pionero en el mundo, así lo demuestra.
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