Sociedad
Los rectores reclaman actualización presupuestaria, el Gobierno pide títulos. La discusión por las nuevas universidades y la crítica a las currículas de izquierda. El curro de formarse
Por: Migue Fernández
9 de marzo de 2024
El sistema universitario
público enfrenta un escenario crítico. Si bien se registran récords históricos
de inscripciones para este 2024, hay emergencia presupuestaria. Aunque desde el
oficialismo aseguran que no buscan perjudicar a la educación argentina, el
presidente de la Nación, Javier Milei, sostiene que la creación de
universidades es un "negocio más de la
política".
"Lo que expone el presidente es un amplio
desconocimiento del sistema universitario", asegura
la diputada nacional Danya Tavela,
en diálogo con El Editor. "Es un sistema de calidad e inclusivo. El 74
% de los estudiantes son primera generación de universitarios", reconoce quien,
además, ocupó el cargo de secretaria de Políticas Universitarias durante la
gestión de Mauricio Macri.
Los datos duros
acompañan la afirmación. Hay más de 2 millones y medio de estudiantes
universitarios, de los cuales 484 mil pertenecen a instituciones privadas. Más
del 80 % elige las de gestión estatal, que a lo largo de la última década
incrementaron de forma estable la cantidad de inscriptos, estudiantes y
egresados. Y la matrícula va en crecimiento, producto de la situación
económica.
"En situaciones de crisis y aumento del desempleo,
naturalmente crece la demanda de educación superior pública. Incluso hay mucho
traslado desde instituciones privadas", explica a
este medio Carlos Greco, rector de
la Universidad Nacional de San Martín y presidente del Consejo
Interuniversitario Nacional.
Hay más demanda
y menos recursos. "No estamos pidiendo
que los incrementen, sino que los actualicen", sostiene. Con una inflación
interanual de 280 % y un presupuesto prorrogado del 2023, queda a
discrecionalidad del Poder Ejecutivo el asignar fondos que al momento son
insuficientes.
"Tenemos un cuarto de lo que deberíamos tener. Es casi indigno exponer a los trabajadores a semejante pérdida del poder adquisitivo", reclama Greco. El esfuerzo de racionalidad, responsabilidad y austeridad se hace, pero todo tiene un límite. "Tenemos que responder con estándares de calidad a los que no podemos renunciar. Estaríamos defraudando a la sociedad", se lamenta.
Queremos títulos
"Lo único que queremos es que el dinero que va a las
universidades se traduzca en que los chicos terminen con títulos y que se las
use para estudiar y no para otra cosa", afirmó el
vocero presidencial Manuel Adorni, consultado,
en su habitual conferencia de prensa en Casa Rosada, por la declaración de
emergencia presupuestaria de universidades como la de San Martín, General
Sarmiento, Quilmes o Hurlingham.
El planteo,
razonable, se condice con los hechos. "Si
no hay suficientes graduados, hay que generar los dispositivos para asegurar la
continuidad de los estudiantes hasta el final de sus carreras", discute Pablo Imen, secretario de Formación e
Investigaciones del Centro Cultural de la Cooperación, consultado por El Editor.
"Se podría incrementar el nivel de becas o generar prácticas laborales que acompañen la formación profesional. Medidas que están lejísimos de las que implementa este Gobierno", sostiene el especialista, que remata: "Hay una contradicción en plantear esa preocupación y generar un deterioro persistente y sostenido en las condiciones de vida de la gente".
¿Adoctrinados?
En la apertura
de sesiones ante el Congreso, Javier Milei también cuestionó la proliferación
de "currículas de izquierda, abiertamente
anticapitalistas y antiliberales, en un país en el que lo que se necesita es
más capitalismo y más libertad". Un planteo ideológico, pareciera tener un
arraigo en determinado sentido común y no en los hechos.
"Está mal que la política partidaria esté tan metida
en las universidades", complementa un exfuncionario
del Ministerio de Educación de la Nación. "Hay
algunas, las creadas durante los años del kirchnerismo, que son unidades de
adoctrinamiento. Algunas con un nivel académico bajo, como las de Florencio
Varela y Avellaneda, con docentes relacionados con el municipio", agrega.
El sistema
universitario en su conjunto, sin embargo, da muestras de prestigio, heterogeneidad
y, especialmente, libertad de cátedras. Un profesor puede tener sus ideas y
está en su derecho de compartirla con los alumnos, que a su vez no tienen ninguna
obligación de cursar con él.
"El adoctrinamiento en personas mayores de edad es
casi imposible", responde Danya Tavela, quien
además pondera el trabajo en las universidades de Florencio Varela y
Avellaneda: "Más del 85 % de los
estudiantes vienen de familias de clase media o media baja, y son primeros
universitarios. En el caso de Varela hace un esfuerzo adicional enorme por
retener a los estudiantes en los primeros años porque vienen con mala formación
del colegio secundario".
Nuevas universidades
El negocio
político cuestionado por Javier Milei tuvo su impacto en la revisión de la
creación e inicio de actividades de las nuevas instituciones universitarias
nacionales aprobadas por el Senado, medida que desde entonces fue
judicializada.
"Lo importante no es discutir si se crean o no universidades, sino discutir el paradigma de planificación", manifiesta Danya Tavela. Hay coincidencia en términos generales de que el criterio debe ser no solo geográfico sino también académico, con ofertas que se vinculen a carreras estratégicas para el desarrollo de determinadas localidades y regiones.
"La Universidad de Ezeiza está a dos estaciones de
tren de la de Cañuelas. El intendente quiere tener su universidad para tener
poder, para meter gente. No puede ser así", reclama
el exfuncionario educativo. De acuerdo a su experiencia, proliferan las
carreras de Contador Público, Abogacía y Psicología porque con ellas es fácil
conseguir fondos.
Su planteo es
que hay que promocionar carreras vinculadas al contexto. Pesca y turismo en la
Costa, energías renovables en el sur. Impulsar el trabajo federal. "En los pocos kilómetros que separan la
Facultad de Derecho de la UBA y la de La Plata, hay seis universidades en las
que se puede estudiar Derecho. Y todo porque el de Avellaneda quiso darlo",
concluye.
La discusión por
la planificación del sistema universitario es lógica, aunque hoy otra cuestión
apremia. "Usan una excusa que puede tener
aspecto de verdad cuando lo que están haciendo es asfixiar a las universidades",
reflexiona Pablo Imen. El especialista destaca la "inteligencia" del oficialismo para argumentar medias verdades que
justifiquen sus políticas.
"El Gobierno de Milei hace como el tero, que pone el
huevo en un lugar y grita en otro. Así justifican un arrasamiento de lo público
con aspectos atendibles, que merecen debatirse en el marco de un modelo de
universidad y de país que está muy lejos del horizonte libertario", ilustra.
Parece que el
sistema universitario también tiene que defender su valor estratégico, algo que
sucede con todas las dependencias del Estado. La solución a los problemas
estructurales requiere más y mejor educación, con mayor inversión en formación
superior y ciencia. Pero desde La Libertad Avanza se celebra cada avasallamiento
de lo público. Un verdadero ajuste de cuentas, en el que se va por todo.
Los comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.
El ex ministro de Economía de Mauricio Macri Hernán Lacunza cruzó hoy a Patricia Bullrich, quien cuestionó su presencia como negociador del PRO ante el Gobierno para acordar listas electorales comunes y usó una frase utilizada en campaña por el presidente Javier Milei que era "falacia ad hominem=falta de argumento".