Ciencia
La terapia asistida con animales llega al Hospital El Cruce, en el corazón del conurbano bonaerense. Se trata de una política de Estado innovadora para mejorar la estadía de las y los pacientes. Un perro protector, que ayuda a reducción el estrés y suma apoyo emocional
Por: Diana Costanzo
4 de noviembre de 2023
Bartolo tiene cuatro patas, cola y ladra, aunque no demasiado. Es
sociable, de tamaño mediano y está entrenado para acompañar pacientes. Ahora
acaba de conseguir un nuevo trabajo: es el integrante número uno del Staff
Canino del Hospital El Cruce Néstor Kirchner, de la localidad bonaerense de
Florencio Varela. Por primera vez en la Argentina, esta intervención se
incorpora a la atención de las personas hospitalizadas.
¿En qué consiste? Es la presencia de animales para favorecer el
bienestar físico y anímico de los y las pacientes. Esta idea fue coordinada
entre el centro de salud de alta complejidad bonaerense, el Observatorio del
Vínculo Humano-Animal de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) y el
proyecto Huellas de Esperanza, que entrena perros de servicio en el Servicio
Penitenciario Federal.
"La posibilidad de llevar adelante esta iniciativa demuestra una vez más los aciertos y los recursos de los que dispone el Estado para implementar políticas en favor de la población", afirma el médico veterinario Juan Romero, director del Observatorio Nacional de Vínculo Humano-Animal de la UNAJ.
Animales de compañía
Este concepto se comenzó a
utilizar en reemplazo de mascota porque connota el vínculo y la relación mutua.
En ese sentido, el hospital El Cruce es pionero en el sector público en
permitir la visita de sus perros a los pacientes durante las internaciones. El
área de Cuidados Humanizados, dirigida por Beatriz Carballeira, coordina los
encuentros. "Una nena que está internada en cuidados paliativos desde hace meses
acaba de recibir la visita de su perrita, a la que extrañaba mucho. Estuvo con
ella, la acarició. Fue un momento muy emotivo para toda la familia y para los
profesionales del hospital" relata Analía Coronel, codirectora del Observatorio.
La conformación de un staff
canino permanente es un paso más en la aplicación de la terapia asistida con
animales. "Lo que buscamos es
generar un impacto positivo en la experiencia de la permanencia en el hospital
a adultos y niños, pero también al personal", cuenta Coronel. "Los perros
entrenados podrán visitar a los pacientes, acompañarlos en la quimioterapia o
en el ingreso a los quirófanos, lo que reduce el stress y genera un ámbito
confortable", agrega.
Con el aval de experiencias en España y Estados Unidos y el asesoramiento de expertos, se analizaron alternativas para definir la incorporación de los canes. Para facilitar su bienestar, se decidió elegir un tutor o una tutora entre el personal del centro de salud. Luego de una rigurosa selección a cargo de un equipo multidisciplinario, la elegida fue Florencia, una trabajadora del hospital que será la encargada de trasladar cada día a su nuevo compañero.
"Bartolo,
que es mestizo entre salchicha y caniche, fichará, cumplirá sus tareas diarias y
luego retornará al hogar con su tutora. De esta manera evitamos que quede en un
canil o contratar a una empresa" explica Coronel. En una segunda etapa del
proyecto se agregarán otros perros que serán entrenados en forma especial para
esta misión por el equipo Huellas de Esperanza.
El protocolo de intervención para la interacción entre animales y humanos es elaborado por diferentes áreas del centro de salud. Se definirá en cada caso de qué manera se vinculará a la o el paciente con su asistente canino: en algunos será más cercano y en otros más distante para garantizar la seguridad sanitaria. Las experiencias en otros países demuestran que es una práctica segura. "Estamos dando pasos robustos, hemos recopilado evidencia de los buenos resultados que ha tenido en otras partes del mundo" asegura la codirectora del Observatorio Humano-Animal de la Universidad Jauretche.
Entrenados para
sanar
El programa Huellas de Esperanza tiene a su cargo el adiestramiento de los animales de compañía. Esta iniciativa está basada en la experiencia de la religiosa estadounidense Pauline Quinn, reconocida por su trabajo con perros de servicio entrenados por personas privadas de la libertad. Así, en el Servicio Penitenciario Federal se preparan animales para personas con discapacidades motrices. Ahora se sumarán aquellos que acompañarán a personas internadas.
Educados, tranquilos, sociabilizados, sin importar su raza, su estirpe, de preferencia medianos para facilitar su manutención. Así deben ser los "trabajadores caninos" que se sumarán a la experiencia en el hospital de alta complejidad. "Bartolo no llegó a la categoría de perro para asistencia de personas con discapacidad motriz ya que deben tener una altura determinada para trabajar, por ejemplo, con sillas de ruedas y realizar otras tareas de asistencia. No es discriminación, sino condiciones mínimas necesarias" explica Juan Romero, coordinador Nacional del Programa Protenencia que depende del Ministerio de Salud.
La evidencia del vínculo humano-animal
Está demostrado que los
animales de compañía aportan resultados beneficiosos para la salud: la relación
favorece la reducción de la presión arterial, aumenta el ejercicio físico y
genera una inmunidad más fuerte. En las hospitalizaciones, este contacto reduce
los sentimientos de tristeza, soledad y ansiedad. También colabora en la
reducción del dolor en personas que fueron sometidas a una cirugía y facilita
su recuperación. El impacto positivo está probado además en la salud mental.
Estos datos fueron revisados, entre otras investigaciones, por un análisis
realizado por la Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Utah, en
Estados Unidos.
En la Argentina, un estudio
realizado en un geriátrico al que se integraron perros de compañía demostró un
aumento de 50 % de la serotonina plaquetaria en los análisis realizados a las
personas residentes, en comparación a registros previos. Se trata de un
neurotransmisor que regula los estados anímicos y demuestra el placer, el confort y la felicidad.
Tres instancias del Estado
articularon sus capacidades para ofrecer una herramienta que mejorará la
atención y la recuperación de las personas que concurren al hospital público de
alta complejidad de Florencio Varela. "Claro que el Estado puede tener problemas,
pero este proyecto demuestra una vez más la importancia de fortalecer sus
capacidades y trabajar para sostenerlas" finaliza el médico veterinario Juan Romero.
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