El movimiento obrero quedó al frente de la resistencia a cielo abierto desde que comenzó la gestión de Javier Milei, lo cual constituye hasta en sus imperfecciones, un secreto a voces.

La convocatoria a la plaza de Tribunales, el paro general de enero y la sucesión de encuentros en la sede de Azopardo ameritan este tópico. Con la agenda marcada hacia el 1ro de mayo y el jueves 9 con movilización y el segundo paro general al gobierno libertario en menos de 5 meses, ofrece un registro inédito. Lo encarnan la CGT y las dos CTA en el escenario de los trabajadores y trabajadoras registrados y a quienes cumplen labores bajo la criolla modalidad "en negro".

"El 1° de mayo vamos a conmemorar el Día del Trabajador, pero también vamos a rechazar la política de ajuste. Esa marcha junto al paro del 9 de mayo van a ser masivos", aseveró hace algunas horas el triunviro cegetista y referente de los Camioneros Pablo Moyano.

Sus palabras cotizan en valores reales a la hora de la previa para ambas jornadas, ya que la pregunta nada original, desde que se anunció el paro es si existe la chance de levantarlo. Aquí la evaluación tiene inmediata referencia y respuestas tácitas en la reciente Marcha Universitaria. Lo compacto de las columnas, la variopinta formación de quienes las integraron, la masividad y hasta lo inesperado por el perfil nacional que se replicó en las provincias bajo el santo de que la calle es el lugar para aceitar y validar las coincidencias, bajo un principio no siempre vigente, "unidad en acción".

Lo describieron y lo describen miles de argentinos y argentinas, incluso sin protagonismo gremial en la formalidad, bajo la potestad de opinantes. Se reitera, la expresión callejera de quienes "no la ven" tuvo motores a pleno más allá de la simetría política y de esas fuentes tomaron agua y oxígeno los dirigentes sindicales que se asumen obligados a buscar resistencia ante lo inédito del fenómeno Milei.

En la usina turbulenta y con operaciones cotidianas, con el minuto a minuto, de los operadores del oficialismo de la red social antes llamada Twitter, un usuario resumió en dos mensajes lo que varios dirigentes obreros nos comentaron antes, durante y después de la Marcha Universitaria.

Esa persona, desde la cuenta @Temp14rio escribió el martes 23: "El liberotarismo creyendo que los que marchamos hoy no estamos conscientes de que con nosotros marchan políticos, sindicalistas, organizaciones sociales, etc. Si muchachos, lo sabemos y nos encanta. No nos creemos elegidos, somos todos, cuantos más, mejor".

Con las interpretaciones que realzaron esa jornada histórica incluso en el frente de admiradores confesos de Milei y su doctrina, volvió a la reflexión pensando en el 1ro de Mayo y el 9 del mismo mes. Reseñó @Temp14rio: "Es tan falso el discurso "eran todos opositores que perdieron las elecciones", como el de "a partir de la marcha se le gana una elección al gobierno". Pero es innegable que algo cambió, queda ver quien lo aprovecha mejor".

Y las dos fechas que se avecinan en mayo marcan el desafío no solo para las CGT y las CTA, cómo aprovechar esa manifestación a favor de la Univeridad Nacional Pública y Gratuita donde también participaron votantes de La Libertad Arrasa, Avanza.

Continuar el "paso a paso" de fijar límites hacia metas como pagar para trabajar, algo que a decir verdad y antes del actual gobierno ya vino consagrando el monotributismo.

En estas horas hablando de la reforma laboral y con un tono amable que no se condice que las estrategias comunicacionales de la Casa Rosada el secretario de Trabajo de la Nación Julio Cordero sostuvo el "orgullo de vestir el traje del Estado" tras llegar a ese cargo siendo uno de los hombres del Grupo Techint y ofrecer una versión modificada del siempre vigente "toda crisis es una oportunidad" para considerar que, aún acotado, el proyecto de reforma laboral abre esperanzas de empleo y mejores días por venir. La incertidumbre sindical se apuntó a la par de sus dichos.

Pero si del Gobierno se trata, sus integrantes dinamitaron algunos precarios puentes que ofrecieron como gesto de buena voluntad en el único encuentro donde la CGT les avisó que venía otro paro.

La Casa Rosada había prometido abrir canales de negociación para solucionar los problemas de financiamiento de las obras sociales producto de la suba de los costos y las demoras por los pagos para discapacidad. No sólo que no lo hizo sino que aplicó la reducción del complemento que reciben para mitigar las asimetrías. Lo mismo ocurrió con la reforma laboral.

¿Negociaciones? y lo que quedó de la ley bases

A contramano de lo que le habían aseverado a los cegetistas, en el único encuentro formal entre las partes, el Gobierno dispuso reducir el Subsidio de Mitigación de Asimetrías (SUMA) que perciben las obras sociales como complemento de su financiación, vía Decreto 355/2024 publicado en el Boletín Oficial.

Para otros apuntes concretos el Gobierno logró sacar dictamen de la ley bases, pero tuvo que hacer nuevas concesiones. Aceptó acotar algo la reforma laboral y terminó por sacar al Banco Nación del plan de privatización. Vale rescatar otra actitud colectiva de hombres y mujeres sindicalizados, La Bancaria presentó un millón de firmas recolectadas contra la privatización que impulsaba Milei.

Para la moderación de impulsos, mientras llegan los primeros días de mayo con expresiones nacionales y populares se confirmó otra de las modificaciones oficiales que subrayaron sindicalistas varios en tren de mensurar decisiones políticas.

En su génesis, la Ley Ómnibus tenía 40 empresas públicas a ser privatizadas. Ahora quedaron 4: Aerolíneas Argentinas, Enarsa, Radio y Televisión Argentina e Intercargo. La Libertad Avanza hacia su aprobación en el Congreso, lo entusiasma la pleitesía de legisladores variopintos.

En estado de perplejidad constante pero asumida, la dirigencia sindical sabe que la única alternativa se enmarca en lo que el martes 23 en el nombre de la Universidad Pública, refrendó que un pueblo unido -aún con diferencias- reduce en amplio margen las chances de tener que afrontar una derrota.