Sociedad
Tango, feminismos, escraches, la manía suya de "comenzar todo de grande", el Ni Una Menos, la efervescencia de las nuevas generaciones, su decisión de mantenerse al margen de las redes sociales, la banalización de algunas luchas y la libertad como imperativo categórico. De todo eso y más habló la cantante y compositora Dolores Solá con El Editor. Pasen y lean.
17 de diciembre de 2022
Pionera en la renovación del tango de finales de siglo XX, Dolores Solá fue durante más veinte años la voz de La Chicana, la banda que fundó con Acho Estol y Juan Valverde y que ahora está en pausa hasta nuevo aviso. Pero esa suerte de cuarto intermedio en su vida artística la encuentra en un cierre de año intenso en el que hizo diversos espectáculos y mostró canciones de su autoría. Su última presentación fue a finales de noviembre en Mar del Plata con Lola Gira Sola.
Hikikomori, último disco de La Chicana, editado en el 2020, marcaría el fin de un recorrido que unió a Dolores Solá y Acho Estol en una sociedad artística que comenzó en 1995 y los ubicó como referentes del tango contemporáneo. "Con Acho seguimos en contacto permanente. Sucede que nos habíamos separado como pareja y necesitábamos encarar caminos diferentes. Creo que es un proceso natural. Además, yo disfruto más de estar arriba de un escenario y Acho siempre se sintió más cómodo en el estudio. Pero seguramente, en el futuro, La Chicana volverá. Es nuestro legado y un proyecto al que le tenemos mucho amor", dice.
¿Cómo definirías a Lola Gira Sola?
Lola Gira Sola es la oportunidad que encontré para recorrer mi biografía musical. Canciones que me acompañaron desde muy chica. Y a la vez es la excusa para empezar a mostrar mis propios temas. Recién me estoy descubriendo como compositora y quería completar este momento con canciones que forman parte de mi universo personal. Yo las llamo "mis coordenadas poético- ideológicas". Ahí aparecen Silvio Rodríguez y Violeta Parra, canciones italianas o coplas españolas. Pero, también, este tiempo hice otros espectáculos en donde me pintaba más el tango, que me sigue pareciendo un vehículo absolutamente vivo para contar el presente.
¿Cómo surgió la compositora?
Surgió como necesidad de un proceso muy personal. Y sí, comencé de grande. Es la historia de mi vida, y me encanta porque lo disfruto con otra intensidad. Cuando creamos La Chicana, Acho tenía sus propios temas, a mí me encantaban y yo, sinceramente, tampoco sentía la necesidad de componer. Teníamos una fórmula que funcionó muy bien, él encontró una voz para sus composiciones y yo encontré un contenido para mi voz. Ahora, arrancar una carrera solista implica mirar más hacia adentro. Eso no significa que esté en soledad. Muchas de mis canciones tienen música de Acho, de Diego Rolón o de Pablo Dacal. Sigo pensando la música como en conjunto, nada más que ahora surgió esta primera persona. Veremos dónde me lleva.
Los caminos de la vida y un nuevo desafío: componer y girar sola.
¿En qué se inspira?
"A mí me gusta que las canciones cuenten historias. Pueden venir de experiencias personales, un amor que tuve, mi infancia, algo que veo en la calle. También me inspiran las historias de mujeres. Recuerdo que cuando fui a la ESMA a La Visita de Las Cinco escuché el testimonio de una mujer que había sido prisionera y fue tan conmovedor que ahí, sin proponérmelo, apareció una canción"
Pero no es que me siento y digo voy a escribir sobre algo puntual. Hacer una buena canción es algo muy mágico y me fascina el proceso creativo. También soy muy exigente al momento de escribir, quizá porque vengo del tango y en el tango la poética es muy importante. No podés escribir cualquier gansada.
¿En qué se parece esta etapa solista a cuando empezó en La Chicana?
En sentirme con la libertad absoluta de darme todos los permisos posibles. Mezclar géneros e influencias.
"Recuerdo que cuando armamos La Chicana con Acho quisimos hacer lo que nos gustaba, de la manera que nos salía, sin rendirle cuentas a nadie. En ese momento nos propusimos corromper al tango en el mejor sentido de la palabra, apropiarnos de una poética que estaba viva. Y fíjate que nuestras influencias venían del tango más reventón, más sucio, muy anterior al que se hizo después de los 40"
"Siempre tuvimos claro que no teníamos obligación de rendirle culto a ninguna estampita. Yo pienso y siento la música con una libertad absoluta"
¿Cuándo va a salir el disco?
Esa es la parte más difícil. Me falta poner la música a dos canciones y empezar a grabar. Yo soy caótica, disfruto mucho el vivo, pero grabar es otro plan. Pero estará el año que viene seguro. Me gusta el disco físico porque me da la posibilidad de pensar un concepto.
Arte y militancia
Usted viene de una familia politizada y se identifica con el peronismo. Sin embargo, leí en varias entrevistas que huye de los estereotipos del artista militante. ¿Cómo se define?
Yo tengo un compromiso político muy definido y pongo mi música al servicio de las causas que me conmueven. Pero no me siento una artista militante en el sentido de poner lo político por sobre el arte. Me da pudor, además. Cuando las canciones son panfletarias hay algo que se hace obvio, envejecen enseguida. Además, se puede hablar del presente de tantas maneras, ¿no? La poesía de Miguel Hernández es tremendamente ideológica, pero ahí está, intacta, sin envejecer porque no tiene nada de panfletaria y tiene la belleza transformadora del arte.
Antes me decía que muchas de las canciones que escribe están inspiradas en mujeres ¿Cuánto influye este clima de época en donde el movimiento feminista marca agenda?
"Soy feminista pero no escribo desde el feminismo. De casualidad, te juro que, de casualidad, varias de mis canciones cuentan historias de mujeres porque es un tema que está dentro mío. Si no hubiera existido esta revolución feminista de los últimos años, las letras serían iguales. Claro que estos últimos años, me emociona ver a este ejército de pibas que llevan la lucha del feminismo adelante".
Todo lo que significó el Ni una Menos, poner en primer plano los femicidios, una tragedia de la que nadie se hacía cargo. Estábamos solas las mujeres y de repente empezamos a sentirnos hermanadas. Eso me da muchísimas alegrías porque es una revolución que sacudió a una sociedad, a toda la estructura. Tanto sacudió a la sociedad que, creo, parte del levantamiento de la derecha más rancia, es una reacción al feminismo y eso, por otro lado, me da miedo.
¿En qué sentido?
En el sentido de no banalizar nuestra lucha. El otro día hablaba con una militante feminista amiga mía que me decía que hay jóvenes que creen que militar es escrachar. Y ese es un punto que, me parece, merece ser discutido.
"Pienso que hay que ser muy exigente pero por respeto, por amor al movimiento feminista, en el tipo de militancia que hacemos. Tiene que haber una ética y yo no estoy de acuerdo con la cultura del escrache en las redes, por ejemplo. Y fíjate que siento que esto que estoy diciendo me puede costar a mí un escrache. Lo que digo es que hay que creer, defender y acompañar las denuncias de las compañeras que son abusadas, que denuncian violencia machista, que es un verdadero drama. Pero, al mismo tiempo hay mucha compañera pelotuda, que denuncia cualquier gilada"
Creo que la militancia es cosa seria y no podemos banalizar esta lucha. Me sucede lo mismo cuando veo un compañero que se dice nacional y popular y se queda con la guita de planes sociales. Eso es cagarse en algo sagrado.
¿Tiene referentes dentro del feminismo?
"El feminismo está en carne viva y me gusta que convivan diferentes tipos de feminismo. En lo personal, no me gustan los mandatos ni los dogmas. Yo prefiero la falta total de censura y discutir todo. Creo que está corriente llegó para sacudir todo. Lo veo en las pibas que andan en tetas, que no tienen ningún reparo en mostrase como son, que exigen sus derechos y viven su sexualidad como se les dá la gana. ¡Ojalá me hubiera agarrado esa libertad total en el menú!"
Recién mencionó a los escraches ¿Qué lugar le da a lo que se dice en las redes?
No le doy pelota a las redes. Me importan tres carajos. A veces me cuenta Acho cuando ve algo en las redes. Yo prefiero mantenerme muy lejos de los haters. Tampoco leo cuando me halagan. Los agradezco, claro, pero no los creo. Al menos que alguno me diga que mi voz es como la de Edith Piaf. Más allá del chiste, creo que, así como hay mucho odio, también hay mucho amor. Yo en lo personal, elijo no entrar en la dinámica de las redes.
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