Sociedad
Con la profundización de la crisis se multiplica el número de personas que duermen en la calle. El gobierno de la Ciudad entre la realidad y la negación. Una tragedia a cielo abierto.
Por: Silvana Avellaneda
24 de febrero de 2024
La caída de changas en comercios de Once y Flores, la falta de contrataciones precarias de mano de obra para trabajos temporales en comercios y gastronomía llevó a muchos hombres y mujeres a abandonar pensiones y piezas de alquiler por no poder costearlas (en promedio, una pieza de hasta tres personas y baño compartido puede costar hasta unos 180-200 mil pesos el mes).
Los barrios en donde más percibe la crisis habitacional son los que crecen de avenida Corrientes hacia el sur.
De acuerdo a datos del ultimo censo a nivel nacional, y del relevamiento que realiza anualmente el gobierno de la Ciudad, en promedio hay 2.403 personas en situación de calle en Caba. En su mayoría (más del 90 por ciento) son hombres sin hogar fijo.
Sin embargo, a fines del año pasado, diversas organizaciones sociales y de la iglesia, realizaron un relevamiento que dio cifras diferentes. De acuerdo a este Relevamiento Nacional de Personas en Situación de Calle (ReNaCALLE), hay 8028 personas que viven a la intemperie.
En el caso del ReNaCALLE, el relevamiento se hizo entre noviembre y diciembre del año pasado. Los datos indican la predominancia de hombres por sobre mujeres, y la acentuación de la presencia de niñas y niños. Para los referentes de esta iniciativa las mediciones oficiales no se basan en la realidad que se palpa en las calles.
Foto: Natalia Castro.
Datos vs. datos
Voceros de la ciudad de Buenos Aires indicaron a El Editor que no se trata de enfoques diferentes en los rangos y procedimientos de medición. Señalaron: "Miden mal. La Ciudad hace el relevamiento un día entero de 18 a 6 am y toman todos los datos".
Para la Ciudad, el relevamiento recaba a quienes realmente pasan sus días en Caba, y no migran durante el día desde la provincia para o mendigar o buscar una changa.
En cambio, "esas organizaciones lo hacen durante una semana seguida y la gente cambia de lugar y los multiplican y no tienen los datos como corresponden", acotaron.
Lo cierto es que el arrastre de una crisis económica ha vuelto a la Ciudad en un dormitorio sin techo.
Este es el caso de una ranchada del cajero automático de la zona de Once. Son tres varones que trabajaban eventualmente en el acopio de depósitos de esa zona comercial. La caída de ventas hizo que también ellos dejaran de trabajar.
"Venimos cuando cae la noche -cuenta uno de ellos que oficia de vocero-. De día vamos a ver si sale algo o nos quedamos en la plaza". La plaza es Miserere, en donde muchos se agrupan o para esperar que un patrón llegue a contratarlos o a pasar el día sin que policía o seguridad los moleste.
"Y... nunca falta que te miren con miedo pero nosotros no estamos en esa. Somos laburantes sin suerte ahora", acota.
Foto: Natalia Castro.
Un nuevo "paisaje"
Mariela Fumarola, fundadora de la Ong "Caminos Solidarios" define que una persona en situación de calle es "alguien que no tiene adonde ir a dormir".
"No tienen baño para asearse, un espacio para guardar sus cosas, descansar y tienen encima lo indispensable (generalmente una muda o mochila) porque tienen que moverse constantemente", explica. Muy pocos son dueños de carritos que, en su momento, usaron en las changas de acarreo.
Muchos de quienes viven en calle no tienen una familia o núcleo de referencia cercano adonde volver, por distintas situaciones (cortes familiares, migrantes internos, situaciones de salud mental, etc). En los últimos dos años, las estimaciones -aún no cuantificadas- indican que aunque el universo está formado por hombres, en promedio de edad de entre 30 y 40 años, hay mayor presencia de núcleos familiares.
Un solo drama
La situación es la misma: la imposibilidad de sostener un alquiler y un fondo de lejanía o conflictos con lazos familiares. Las redes de contención primaria están rotas. Con la crisis, estos universos son los primeros en estallar.
María Elena Acosta, de Desarrollo Humano de Cáritas, señala que "este último tiempo creció el números de mujeres con sus hijos que viven en calle", y agrega: "Hay varias situaciones que los llevan a esto causas habitacionales por el monto alto que cobran pensiones y hoteles y que no aceptan a niños; violencia de genero y abusos; consumos problemáticos".
Incluso, el estallido de precios y devaluación de ingresos provoca que también haya que "mirar abuelos y abuelas que están solos y terminan viviendo en calle", explica.
Acosta describe la situación que atraviesa la Ciudad. "Nos fuimos acostumbrados a ver primero a hombres haciendo de la calle su lugar, después aparecieron adolescentes y ahora vemos familias enteras viviendo en la calle. Y no importa en qué barrio", sentencia y detalla: "Si estas caminando por el centro hay gente, bajo las arcadas de los edificios, o en cajeros automático. Y si recorres los barrios populares los ves durmiendo en alguna auto abandonado"
Ella no tiene dudas sobre lo urgente de lo que pasa: "Duele ver a niños jugar como si fuera el patio de su casa la calle . No hay edad, la calle no es un lugar para vivir".
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