Política
Por: Gisela Busaniche
30 de marzo de 2023
¡Callate vos! Mirá que no vas a recibir la escritura.
-¿Qué hablas? ¡Si vos ni siquiera tenes casa!
-Pero ya me la van a hacer y vos todavía vas a estar sin escritura...
Este diálogo se da entre risas. Chistes que se escuchan entre los jóvenes de la Radio parroquial "La voz de San José", en Puerta de Hierro, La Matanza. Son cargadas que sólo ellos entienden porque crecieron en el mismo entorno y con el mismo problema. Son parte de las 640 familias abandonadas durante 53 años con la promesa pendiente de urbanización.
Aldo, de 19 años, es del asentamiento 17 de marzo, una toma organizada que se dio a fines de los años 80, donde se dispusieron terrenos de 12x30 para las familias sin techo. Y sí, su familia espera la escritura del terreno.
Rodeándolo, dentro del triángulo conocido como el "más peligroso" de La Matanza, están los asentamientos de Puerta de Hierro y San Petesburgo. Muchos viven ahí y todavía esperan la casa, por eso se gastan mutuamente. Es mejor reírse para no llorar. Estos jóvenes son nietos de las familias que fueron expulsadas de la Villa 31 en 1969. Sí, en 1969.
Eran tiempos de dictadura. Corría el régimen de Juan Carlos Onganía, quien además de reprimir bajo la doctrina de seguridad nacional, impulsó la erradicación de las villas miserias de la Capital Federal. A la Villa 31 llegaron los camiones verdes que levantaron a las familias para ser depositadas en terrenos fiscales en provincia, pero que pertenecían a la Ciudad. Se los denominaba NHT, "Núcleos Habitacionales Transitorios", porque se suponía iba a ser sólo por un tiempo de entre 6 y dos años.
-Nos destrozaron lo poco que teníamos.
Eso recuerda Olga Parra, en aquel momento una adolescente de 16 años que le preguntaba a los militares enojada ¿Por qué nos sacan?
-Porque ustedes tienen mal aspecto. Eso respondieron "los milicos", asegura esta mujer que hoy tiene 67 años, hijos y nietos y es una de las delegadas de Puerta de Hierro.
Fueron pasando los años y nunca llegaron las respuestas. Las familias consiguieron chapas con las que se hicieron las casillas sin piso, sin agua, sin cloacas, sin electricidad ni ventanas.
Los dejaron totalmente aislados. Algunos hacían changas en el mercado central, otros mantenían su oficio de zapatero, pero el tejido social se iba rompiendo cada vez más, como sucedía en todo el país con los vaivenes de las políticas neoliberales. El barrio fue creciendo de manera anárquica y en los años 90 fue tomado por los narcos. No sólo para la distribución de droga sino para la instalación de cocinas de pasta base. Así, ese triángulo entre las vías del Ferrocarril Sur, la Avenida Crovara y calle Colonia se convirtió en el paso obligado del narcomenudeo y empezó a ser conocido como el "supermercado de la droga".
Se veía a pibes que llegaban en ese tren desde distintas partes del conurbano, se bajaban de los vagones andando, corrían a comprar Paco a las casillas que bordeaban las vías y volvían a subir, ya con menos desesperación.
Se veía a los adolescentes del barrio caminar como espectros, con las manos sucias y los dedos quemados. También rancheaban en las esquinas, tirados sobre cartón o colchones en desuso, consumiendo pasta base con la mirada perdida.
En esos barrios reinaba la niebla. Al problema de no tener ni agua ni cloacas, ni alumbrado ni asfalto y no tener trabajo por la discriminación al barrio; se le sumaba ahora el Paco.
"Puerta era un barrio picante. Se lo conocía por las cosas malas que se hacían acá -recuerda Jko, la promesa de la villa, como le dicen en Puerta. Pero ahora está cambiando, le veo futuro y los chicos en vez de estar en las esquinas están volviendo a la escuela. Falta todavía, pero se están viendo las cosas buenas del barrio".
Jko es rapero. Está rodeado de pibes que lo corean porque va a presentar un nuevo tema. Están reunidos en la Biblioteca José Hernández, un espacio social que Graciela García, delegada del barrio, armó en el año 2000, cuando la comida no alcanzaba. Después pudo armar el ropero comunitario, el apoyo escolar y en el último tiempo la escuela de adultos y el Centro Comunitario Renacer, donde también tiene guardería para las madres que trabajan en las cooperativas.
- ¿Viste que hay menos neblina? - dice con esa media sonrisa de desconfianza, pero eligiendo creer. "Nos falta mucho -continua Graciela-, porque vemos pibes que están en la calle todavía, pero el barrio está menos gris. ¿Viste cómo está todo asfaltado y viste la obra de agua? Ya abrís la canilla y sale agua. Terminaron la instalación.
Es que la foto cambió: de un blanco y negro furioso a color. Y según las familias, mucho de este proceso tiene que ver con la llegada del Padre Tano, como un puente que impulsó la urbanización.
El cura Nicolás Angelotti, más conocido como Tano, se crio en el barrio de Villa Crespo. Cuentan los que lo conocen que iba a ser jugador de fútbol, que incluso jugó en River. Cuentan además que ayudó a armar la Murga de Villa Crespo y que siempre fue comprometido con las causas sociales. Cuando era seminarista conoció al Padre Pepe, con quien trabajó durante años en la Villa 21-24. Después, ya como cura y liderado también por el Padre Gustavo Carrara, actual Obispo de las Villas, fue destinado a Puerta de Hierro en febrero de 2017.
- ¿Y por qué Puerta de Hierro y San Petesburgo, Padre?
-Porque después de recorrer el conurbano creí y creo que es uno de los peores lugares de marginalidad, de Paco, de ausencia del Estado y ausencia de construcción de comunidad y eso desafiaba.
La misión del equipo de curas de las villas era extenderse al conurbano con dos ejes claves: integración de los barrios populares y el desafío del Paco, con el que ya estaban en una pelea desalmada y desigual en los barrios vulnerables porteños.
En "Puerta" y "SanPete", como los llaman, empezaban no desde cero, sino desde menos 100. Y, sin embargo, llegó la Capilla San José, llegaron los primeros Hogares de Cristo, los jardines y guarderías, los espacios para los abuelos, los centros de atención primaria, las canchas, los gimnasios, el Club San José, los talleres de oficios, las clases de apoyo, la radio comunitaria, la pileta frente al barrio.
En 2017 también llegó la Gendarmería. Hubo allanamientos. Se desmantelaron cocinas. Se arrestaron narcotraficantes. Corría la gestión de Vidal y en 2018 se crea el Organismo Provincial de Intervención Social y Urbana (OPISU) con el objetivo de llevar adelante una integración urbana completa, cuentan fuentes del ex gobierno de Cambiemos. La idea era hacer una prueba piloto para 20 barrios. En Puerta de Hierro instalaron containers movibles con la idea de empezar a urbanizar. La responsable era Milagros Maylin, les sonará el nombre porque hoy es la pareja del jefe de gobierno, Horacio Rodriguez Larreta.
Durante esa gestión, en el barrio señalan que se terminaron dos canchas en Puerta de Hierro, 3 centros comunitarios y algunas cuadras de asfalto en el asentamiento 17 de marzo. Pero los vecinos todavía esperaban las casas.
Para 2019, cuando asume la nueva gestión de Axel Kiciloff, se decide continuar con OPISU y darle más competencia.
"Nos encontramos con un prestamo de 30 millones de dólares del Banco Mundial para un barrio en Morón, el único préstamo efectivo. Y en negociaciones había dos prestamos más: uno de 100 millones de dólares con el banco mundial para ejecutar obras en Quilmes y La Matanza. También había reuniones con el BID por 100 millones de dólares para urbanización. Pero OPISU no tenia capacidad de ejecutar las obras ni licitarlas, era como una cáscara vacía", cuenta Romina Barrios, actual Presidenta del Organismo, y agrega: "A eso se sumaban los años y años de tristes historias de procesos fallidos. Puerta de Hierro era un poco la síntesis de una historia de esos fracasos".
Para esta dirigente social especializada en hábitat y vivienda, la urbanización no son sólo obras y había que cambiar el paradigma: "Llevar adelante con éxito estos procesos requiere un abordaje totalmente distinto. Nosotros urbanizamos, pero urbanizar es más que hacer obras".
Barrios recibe a El Editor en la sala de reuniones de OPISU, que ahora funciona en un edificio en el centro de La Plata. Detrás de ella, cuelga en la pared un cuadro del gobernador, un poster de Cristina y uno de Perón. En atriles, están todos los planos y datos de las obras que se están realizando. Romina Barrios conoce cada detalle del proyecto. Es meticulosa y a la pregunta de por qué se tardó tanto en comenzar a urbanizar contesta:
-Apenas llegamos, armamos una mesa de trabajo. Estaban el Padre Tano, el padre Pepe y otros curas de las villas, representantes de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Nación, que llevaba adelante el préstamo del Banco Mundial; el Instituto de la Vivienda de Caba pero no estaba el municipio. Faltaba una pata muy importante sin la que no podíamos avanzar.
El municipio de La Matanza tardó en llegar a la mesa. Desde su punto de vista, el principal problema para urbanizar durante todos esos años fue el abandono de la Ciudad de Buenos Aires. Spoiler: esta es una historia que supera la grieta y un ejemplo de que, atravesándola en acuerdos mínimos, llegan las respuestas a los vecinos y vecinas.
Finalmente, después de dos años de reuniones de OPISU con cada parte, se pudo realizar un convenio tripartito entre este organismo en nombre de Provincia, y ya con más competencia por una nueva ley provincial; el Instituto de vivienda de CABA y el Municipio. Se decidió que la Ciudad donaba las tierras a OPISU con "el único efecto de trasladarla a los ocupantes" (sancionado por unanimidad en la Legislatura, en julio de 2022), que el Municipio de La Matanza asumía la condonación de 20 mil millones de pesos de deudas por impuestos impagos de CABA a cambio de la inversión que hace la Provincia para los tres barrios. Y se acordó que OPISU comenzaba la urbanización con los delegados de los tres barrios también en la mesa.
¿Qué volvieron a pedir los delegados? Agua para los tres barrios, casas para Puerta de Hierro y San Petesburgo, y títulos de propiedad para los vecinos de 17 de marzo.
Hoy, ya están en construcción las primeras 77 viviendas para San Petesburgo, con presencia de vecinos trabajando y acompañando el proceso. Hay obras en ejecución de apertura de calles, iluminación y continúan las obras de AYSA.
En Puerta de Hierro se realizaron 643 conexiones de agua. Está en marcha la primera manzana de la calle Pekin, de 22 casas. Se licitó la segunda etapa de 98 viviendas y se espera antes de mayo que estén licitadas 240 viviendas más para ambos barrios.
Y en 17 de marzo y 17 de marzo Bis, además del agua, el asfalto y alumbrado, se realizó la regularización dominial para pasar a entregar las escrituras.
"¿Sabés lo que es ver una calle, después de 53 años de ver un pasillo?", cuenta el referente de San Petesburgo, Tate Pirus, y recuerda la desconfianza que había y todavía hay, pero por primera vez tiene fe de que se cumpla la promesa.
Mayra, de 30 años, es mamá de 5 hijos. Trabaja en la Casa Social de San José y visita el hogar de ancianos Peregrina. "Es increíble lo mucho que se hizo en poco tiempo. Por el Padre Tano los chicos no están más en la calle. La droga no se fue, pero tienen un acompañamiento. Además, hoy, llegó el colectivo. Podemos ir al hospital directo, no lo podemos creer".
Después de años, la niebla se empezó a dispersar, y la prueba de eso es la línea 630, que hoy, por primera vez en la historia del barrio, recorre las calles nuevas, un terreno ganado al Paco y a la marginalidad que dejó la dictadura.
Los restos del Sumo Pontífice fueron trasladados a la basílica de San Pedro, donde permanecerán durante tres días hasta su funeral este sábado.