Sociedad
El Editor profundizó en la realidad habitacional del microcrentro ¿Cuál es la verdadera situación de esta emblemática zona de Buenos Aires? ¿Existe una verdadera puesta en valor? Ficción versus realidad
Por: Silvana Avellaneda
30 de marzo de 2024
En la página oficial del Gobierno de la Ciudad aparece sobre el Plan de Transformación y Reconversión del Microcentro porteño: "¡Compromiso Cumplido! (...) Cumplimiento 2023 avance de obra" al 100 %. Como ya contó El Editor, fue una ambición pos pandemia del exjefe de gobierno, Horacio RodríguezLarreta, que procuró "transformar" esa zona de Buenos Aires en "un área residencial, combinando su acervo histórico-cultural con el fomento de actividades comerciales y de recreación".
Sin embargo, un relevamiento en la zona no parece indicar tal reactivación: es que se pusieron en valor edificios históricos, pero los espacios de viviendas "accesibles" para particulares se mantienen estancados. Hay una gran cantidad de unidades destinadas a alquileres temporales para migrantes o alojamientos estilo Airbnb. Situación que acentúa la dolarización de los alquileres, y la expulsión de personas que no cumplen estas demandas.
En ese sentido, la legisladora de la Ciudad, Claudia Neira explicó a este medio: "Lo que conocemos es lo poco que el Ministerio de Desarrollo Económico y Producción difunde a través de los medios y redes sociales, sobre todo respecto al interés de varias empresas y al lento desarrollo de algunos pocos proyectos de inversión".
Neira que, además, integra la comisión de Planeamiento urbano en el parlamento, indica que existen entre "siete u ocho intervenciones edilicias en estado de avance, en las cuales la gestión del suelo, escala, tipo de producto y actores involucrados parecen disociarse de la idea de "integralidad y bien común que debe guiar todo Plan".
Para reforzar la iniciativa del Ejecutivo, la Legislatura de la Ciudad aprobó en 2021 dos leyes fundamentales para poner en valor la zona que sufrió un fuerte impacto durante la pandemia. Una de las iniciativas buscó fomentar mudanzas al centro porteño; mientras que la otra pretendió que los edificios destinados a oficinas pudieran convertirse en unidades residenciales. Sin embargo, luego de varios años de las sanciones Neira denuncia "la reglamentación parcial" que "posibilitaba aspectos discrecionales en la selección de los interesados y suma: "Además, la autoridad de aplicación era el Ministerio de Desarrollo y Producción, un organismo que carece de competencias para llevar adelante un programa urbanístico".
En su momento, el
Observatorio Universitario de Buenos Aires puso en cuestión que la pandemia
haya sido la causa de la creciente "suburbanización" del sector, una
aceleración del vaciamiento motivado en el alza de precios de alquileres de locales,
el cierre de espacios históricos, la creciente pauperización y ausencia de
obras concretas como mejora de veredas.
Para la legisladora
porteña, "lo primero que
tenemos para decir es que para nosotros esta iniciativa no es un plan, y está
lejos de convertirse en un objetivo cumplido como publica el Gobierno porteño
en sus canales de difusión oficiales".
Y entonces
El informe del Observatorio señala que
en los '90 se pudo rastrearse una "reestructuración de la centralidad
histórica" de la zona junto un deterioro de la urbanización y la expulsión
de por ejemplo, comerciantes de cercanía.
El informe advirtió
entonces que a esto se sumó "el traslado de oficinas públicas y sedes
ministeriales hacia el nuevo edificio de Uspallata en Parque Patricios u otros
como el edificio Canale, de Parque Lezama".
Para Neira, "pensar un Plan de renovación del Centro excede la simple aprobación de una ley o la implementación de beneficios económicos". "Esto -indica-, se plantea como un plan de reconversión para viviendas pero las pocas herramientas implementadas podrían profundizar el déficit habitacional e incrementar la especulación inmobiliaria".
Para esto, "se requiere de un conjunto de iniciativas
concurrentes y consensuadas como la
elaboración de diagnósticos, análisis y proyección de escenarios urbanos,
determinación de sectores y ejes estratégicos, formulación de lineamientos y
programas de actuación, un área de gestión específica".
"Todo en el marco del Plan Urbano Ambiental - que hoy se
encuentra desactualizado-, el cual debería revisar y redefinir cuál es el rol del área central y qué
mecanismos de gestión son necesarios para implementar su transformación",
destaca.
La legisladora considera central que para "avanzar en estas definiciones resulta
fundamental comprender algunos fenómenos urbanos como la evolución de los usos
del suelo del sector, la fuga de oficinas hacia enclaves periféricos, el impacto de la turistificación de San Telmo,
el problema habitacional en La Boca y su relación con el área central, el
abandono y degradación del barrio de Constitución, la evolución del
controvertido Costa Urbana, la planificación y proyección de los escenarios
para isla de Marchi y el Puerto". A esto, sumado los impactos negativos "de un
Código Urbanístico que ha generado fuerte resistencia vecinal", dice.
Por eso, Neira enfatiza: "Sin planificación, y con el mercado orientando los intereses, abundan las acciones escenográficas e improvisadas, sin participación, ni monitoreo ni comunicación efectiva".
Foto: Silvana Colombo.
Iniciativas superadoras pero cajonadas
El mismo año que el parlamento capitalino aprobó las iniciativas para reconvertir el centro porteño, el bloque peronista también elaboró proyectos vinculados a mejorar esa zona de la ciudad. Se trató de las propuestas para crear un programa de reconversión con destino a vivienda única familiar de ocupación permanente, a través de créditos para la reconversión de oficinas en viviendas, que articule la oferta y la demanda.
Pero, además, plantaron financiar la compraventa de
bienes inmuebles localizados en el centro -que sean incorporados al patrimonio
de la Ciudad- y ser destinados a la residencialización del área, y, a través de
un banco de tierras, incorporar suelo estratégico como instrumento de
desarrollo del área. Lo cierto, es que el oficialismo porteño cajoneó las
iniciativas del exlegislador Manuel Socías, por lo tanto los proyectos no
vieron la luz y perdieron estado parlamentario.
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