Sociedad
Espacios recreativos en la Provincia de Buenos Aires fomentan los lazos comunitarios, de jóvenes y adultos, a través del juego. Los beneficios de la actividad lúdica
Por: Migue Fernández
26 de agosto de 2023
Un grupo de amigos se ríe a carcajadas al seguir las consignas de un juego que los invita a repetir gestos, palabras o pararse y correr alrededor de la mesa. Una familia de cuatro se amontona encima de un tablero, en tanto una pareja enlaza fichas de colores mientras se toman un vino. Es Noche de Juegos en "La Cantera" y decenas de personas se conectan en un espacio lúdico, repartiéndose alguno de los más de mil juegos de mesa modernos a disposición. Escenas como estas se repiten en otros puntos de Buenos Aires, con juntadas recreativas como instancias para fortalecer lo comunitario.
Son espacios abiertos a la comunidad, libres y gratuitos, que buscan incentivar el acercamiento a los juegos de mesa para desarrollar y consolidar vínculos. Sin límite de edad, adolescentes y adultos son el público destinatario de las propuestas. El juego no es solo cosa de chicos. Y sentarse alrededor de un tablero puede ser la puerta de entrada para romper el molde e invitar a un encuentro más cercano, que habilite el reconocimiento, la integración y el disfrute.
"El juego permite encontrarse de una de las maneras más genuinas que tiene el ser humano. Al jugar es muy difícil sostener los disfraces o las caretas con las que salimos todos los días a la calle, sale nuestra esencia a la luz. Y es la mejor forma de ir conociéndonos", explica a El Editor Agustín Manzanel, recreólogo itinerante e integrante de "La Cantera", asociación sin fines de lucro que desde el 2007 se ocupa de investigar, difundir y llevar adelante actividades del campo de la recreación. Redescubrirse cara a cara en tiempos de pantallas, volver a mirarse a los ojos. La propuesta es la de "militar el encuentro".
Nada mejor para ello que una de las miles de cajas coloridas que proponen un desafío diferente. Es que no están limitados solamente a las opciones tradicionales, como el ajedrez, las damas o el TEG, sino que hay centenares de juegos modernos a disposición. "Te abren un espectro mucho más amplio de dinámicas de juego, de historias o narrativas, con otro tipo de desafíos, otro tipo de aventuras que son mucho más amplias y diversas que las conocidas hasta el momento", comenta a este medio Patricia Jullier, licenciada en Educación que está al frente de "La Ludo del Sur", en Adrogué.
Los eventos tienen distinta frecuencia, pero cada asociación arma no menos de dos encuentros por mes, generalmente en centros culturales. La noche típica incluye unas 40 a 60 personas repartidas entre las distintas mesas, por las cuales se mueven los integrantes de las organizaciones para explicar las dinámicas de cada opción dentro de la vasta ludoteca. También ofician de "celestinos" para encontrarle compañía a los que fueron solos, pero con ganas de jugar. "Se arman los grupos. Hay juegos que funcionan bien de a dos, de a cuatro, de a 10. Hay para reírse, de estrategia, para pensar, de azar, algunos más abstractos", comenta Facundo Ferray, coordinador de los "Juegos en la Torre" en La Plata. Destaca que esta variedad se traduce también en multigeneracionalidad, con un rango amplio de edades que se entrecruzan cada noche.
Cada espacio destaca los beneficios que el jugar tiene en la
adolescencia y en la adultez, en materia de salud mental y física. "En términos individuales desarrollan la
concentración y la memoria, las habilidades de observación, la imaginación, la
capacidad para tomar decisiones y elaborar estrategias, en tanto que para los
jóvenes es muy importante el cumplimiento de las normas de convivencia",
explica Patricia Jullier. La mejoría en el estado de ánimo, la socialización y
el refuerzo de los vínculos, afectivos o comunitarios, son otras de las
ventajas. "Todos somos iguales al entrar
en el círculo de juego, que nosotros decimos que es el círculo mágico. Quizás
venías tímido sin conocer a nadie y te llevás el teléfono de una persona para
seguir jugando después", propone.
Hay coincidencia en la importancia que el juego tiene en la
reconstrucción de lazos sociales a través del entretenimiento. "Defendemos el jugar como derecho. Sin duda
en la niñez, pero también en la comunidad en su conjunto", destaca Mariano Calmels, integrante de "Agora
Ludus", juegoteca comunitaria con dos décadas de servicio en Morón. En diálogo
con El Editor, pone de manifiesto
una mirada sociopolítica del juego, como una forma de alentar y promover la
organización popular, la toma de decisiones colectivas o el fortalecimiento de
una red barrial.
Existe, en ese sentido, la intención de darle categoría de Ley a
la promoción del derecho al juego, con políticas públicas que garanticen la
generación de espacios lúdicos y recreativos. "Hace 10 años que militamos por una ley provincial de juegotecas
barriales o comunitarias. Hay muchas que no están reguladas o amparadas por
ninguna política pública", asegura Calmels, que plantea la necesidad de un
acompañamiento y fortalecimiento desde el Estado.
El "Consejo Federal por el Derecho a Jugar" acompañó desde lo técnico el proyecto de ley impulsado por la diputada provincial Mariana Larroque, que ya fue aprobado en la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires y espera tratamiento en el Senado.
Entre los distintos aportes y sugerencias que se realizaron, el
primer planteo fue no acotar la promoción del juego a la niñez y pensarlo en
forma transversal, en tanto derecho social para toda la comunidad. Es la
propuesta de todas las asociaciones. Romper el tabú de que los adultos no
juegan.
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El rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Ricardo Gelpi, aseguró que "no tienen miedo en absoluto de que haya una intervención" en la institución, por parte del Poder Ejecutivo.