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Reprimir para ganar la interna

La represión selectiva como respuesta a los cortes de calle. La mirada puesta en las encuestas y la interna de Juntos por el Cambio determina el accionar del gobierno porteño. Lectura corta y demostración de fuerza.

Por: Agustín Alvarez Rey
19 de febrero de 2023

Justificar la represión nunca fue tarea sencilla para un gobierno. La derecha, montada en su anclaje ideológico, lo hace con mayor facilidad. Un paso más allá parece estar la represión selectiva. ¿Por qué reprimir en la autopista y no en la avenida 9 de julio?, sería la pregunta en este caso y esta semana. La respuesta no llegará de fuentes oficiales y mucho menos públicamente. La respuesta está más allá del reclamo puntual, su localización geográfica y la interna de PRO. Sin embargo, todo explica algo. Y como suele suceder en estos casos, nada explica todo.

Vamos por partes. La era On demand también llegó a la política. De convencer a comprender. De dar certezas y garantizar esperanza a interpretar demandas. La política se disfraza de algoritmo, o por lo menos una parte de ella, y apuesta a interpretar a la sociedad y darle respuestas inmediatas. Un Netflix de gestión que tiene sus riesgos.

La represión que encabezó el gobierno porteño durante esta semana se trata de eso. Interpretar y actuar. Sin ministro de Seguridad, porque Marcelo D'Alessandro está de licencia tras el escándalo de los chats de Lago Escondido, la Ciudad no dudó en "despejar" la autopista Dellepiane y reprimir a las y los vecinos del barrio de Lugano que protestaban por un corte de luz XL que ya sumaba 96 horas. ¿Por qué? Porque la sociedad reclama orden. ¿Por qué? Porque el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, no quiere que lo tilden de tibio, aunque se saqué fotos que rozan el ridículo en los festejos de carnaval de Jujuy. ¿Por qué? Porque no hay costo. ¿Por qué? Porque la represión fue televisada en vivo y en directo acompañada de un coro de comunicadores que justifican la crueldad para garantizar el derecho a circular.

De armen un partido y ganen las elecciones a armen una organización y corten la calle. El gobierno porteño parece decir el Polo Obrero es mi límite. Una organización puede cortar la Avenida 9 de Julio, pero un grupo de vecinos sin organización no puede copar la autopista. Eduardo Belliboni, referente de Unidad Piquetera, es el permitido del PRO. Lógico, el desgaste de las acciones del brazo social del Partido Obrero recaen sobre Balcarce 50. No reprimiré al enemigo de mi enemigo, es el mandamiento no escrito del protocolo antipiquetes que Patricia Bullrich nunca pudo aplicar.


La presión de la propia interna del PRO también se expresó en la represión contra los vecinos de Lugano. Patricia Bullrich, rival de Larreta por la candidatura presidencial de Juntos por el Cambio, fustiga cada vez que puede al jefe de Gobierno porteño. Lo señala por dialoguista, por indulgente, por blando. Así las cosas, en busca de ganar terreno dentro del núcleo duro de su propio espacio Larreta se endurece. Reprimir para ganar la interna. Ordenar la política interna de una alianza electoral a base de gases lacrimógenos y balas de goma también es un juego riesgoso que puede desencadenar en un final trágico.
Reprimir de cara a la General Paz. El lugar elegido para reprimir también es parte del asunto. ¿Por qué Lugano y no el microcentro? El trabajo permanente del PRO para mostrar su gestión de cara al primer cordón de la provincia de Buenos Aires no es una novedad. La porteñización del voto de los partidos que se encuentran pegados a la Ciudad tampoco. Construir un partido del orden más allá de lo discursivo es una obsesión para la derecha nacional. La represión fue CABA, el objetivo fue la provincia de Buenos Aires.

Fotos: Leandro Teysseire y Télam

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