Un temporal a poco de asumir y un diluvio semanas más tarde. Las fuerzas del cielo no parecen acompañar a Jorge en sus primeros pasos al frente de la Ciudad. Los principales actores del complejo entramado capitalino también esperan señales que no llegan.

El jefe de gobierno porteño aún no develó los ejes de su gestión y el hermetismo reina en Parque Patricios. Ese sistema de conducción centralizado comienza a crispar a sus aliados, especialmente a los radicales y a los lilitos.

Como contó El Editor, en la Legislatura capitalina sostienen que Jorge no la tendrá fácil para maniobrar. Dicen que tiene un bloque muy corto: tan solo 12 diputados del PRO y 3 de la Coalición. Incluso trascendió que la disputa con Patricia Bullrich por las constantes intromisiones de la ministra en cuestiones de Seguridad podría tener impacto en la coalición oficialista.

El poco juego que Jorge le dio por el momento a los radicales tampoco ayuda a mejorar el humor de la alianza de gobierno. Hasta en Republicanos Unidos, el partido de Roberto García Moritán, hay bronca porque les entregaron un ministerio amputado.

Venganza

Ajeno a esas cuestiones, Jorge decidió avanzar sobre una polémica caja que existe en la Ciudad desde la época de Aníbal Ibarra. Se trata de un 3 % del contrato de recolección que se destina a publicidad. Las empresas reciben dinero del estado por retirar la basura y contratan a una empresa para que paute en diferentes medios.

En medio del ajuste de los contratos de recolección, el jefe de gobierno decidió eliminar la prestación. Quiénes desandan los pasillos de la política y los negocios capitalinos sostienen que se trató de una venganza por el trato que Jorge recibió en la campaña desde algunos medios de comunicación.

Vendetta o no, quienes intermediaban entre las empresas y los medios se llevaban una jugosa comisión que dejó de existir y que alimentaba a toda la política vernácula. Se trata de fuerzas terrenales que todos quieren tener de su lado.

Tal vez el enojo de Mauricio Macri con su primo tenga alguna relación con el hormiguero que pateó Jorge y los intereses del expresidente en ese rubro. El líder del PRO convida con ácidos comentarios sobre la Ciudad a quienes lo visitan durante su descanso en el exclusivo country club patagónico.

Quiénes escucharon a Mauricio en Cumelén aseguran que no está demasiado conforme con el gobierno de Jorge a pesar de que transcurrieron sólo dos meses desde su asunción. "Dice que está demasiado metido en las cuestiones del PRO, muy preocupado por lo partidario", explican.

La fuerza que Mauricio Macri aspira a liderar renovará sus autoridades en poco más de un mes. Jorge quiere que una de sus pupilas ocupe la presidencia del PRO de la Provincia, dónde Diego Santilli y Néstor Grindetti aparecen como actores principales. Si el ex intendente de Vicente López logra su cometido manejará los dos mayores distritos del partido amarillo en todo el país.

Pendiente del devenir bonaerense, Jorge tampoco avanzó con los nombramientos de las comisiones en la Legislatura. En ese caso porque aún no logró cerrar un acuerdo con los libertarios.

Macri también critica a algunos de los funcionarios elegidos por Jorge. Cree que le dan una capa de opacidad a lo que el considera debería ser un gobierno "transparente".

Para ponerle un poco más de presión, Mauricio reclamó que Jorge corra a Claudio Tapia del Ceamse, un cargo que ocupa desde la gestión de Horacio Rodríguez Larreta. El expresidente tiene una pésima relación con el titular de la AFA. El vínculo empeoró desde hace unos días, cuando el Chiqui logró frenar en la Justicia la privatización de los clubes de fútbol, un viejo anhelo de Mauricio Macri.

Avanzar en ese sentido podría generar un dolor de cabeza para Jorge: Tapia tiene mucha llegada al gremio de recolectores y sin demasiado esfuerzo podría complicar el funcionamiento de una de las áreas más sensibles de la Ciudad. Nada peor que una huelga de recolectores en pleno verano.